El valor del reconocimiento para vivir en abundancia

¿Para qué buscamos reconocimiento? Esta es la pregunta que suelo hacer a mis clientes cuando manifiestan que sienten tristeza, decepción o frustración cuando invalidaron su esfuerzo y lo bien que hicieron las cosas. Y este reconocimiento, muchas veces, debe estar además acompañado de una felicitación, agradecimiento, diplomas, regalos, aplausos, ascensos o aumentos de sueldo. Todo aquello que nosotros le damos una valoración y que es sinónimo de bienestar y felicidad.

Ahora bien, si buscamos en el diccionario encontraremos que la palabra "reconocimiento" se origina del latín recognoscere y de la unión del prefijo re (de nuevo), del verbo cognoscere (conocer) y del sufijo mento (instrumento). Aquí encontramos la respuesta a nuestra pregunta porque el reconocimiento no es otra cosa que reconocernos a nosotros mismos. No desde fuera, sino hacia dentro. El reconocimiento externo llegará con mucha fuerza y en abundancia, una vez que hayamos reconocido en qué somos buenos. Una vez identificado tu talento natural, es necesario averiguar cuáles son esas fortalezas que te hacen una persona única y especial. La abundancia llegará, cuando agradezcas al universo y a Dios por esos dones.

El reconocimiento es la acción y efecto de reconocer o reconocerse; en otras palabras, distinguir a un sujeto o cosa entre los demás. Este significado nos lleva al mundo de las comparaciones que traen consigo una carga de emociones que pueden incrementar o bajar nuestro autoestima. Para cerrar el círculo de la abundancia y aumentar la confianza en nosotros mismos, es necesario entender que la comparación debe ser con uno mismo. Por eso es muy importante, clarificar nuestro propósito y establecer un plan de acción con distintos niveles, aterrizado a nuestras posibilidades y recursos, que nos permitan cumplir con nuestros compromisos. Eso producirá satisfacción y orgullo de lo que somos, un reconocimiento y gratitud del ser consciente más que del hacer.

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